Actualmente, donde cada gesto que podamos realizar por cuidar el planeta cuenta, apostar por prácticas sostenibles es esencial. Y una de las iniciativas que podemos llevar a cabo de manera sencilla es el compostaje.

Transformar los desechos orgánicos que generamos en nuestros hogares en un recurso valioso no solo es un regalo para el medio ambiente, sino también una forma de darle a tu jardín ese «extra» que tanto necesita.

Si te preguntas qué es el compost, cómo se hace y cómo lo puedes utilizar para que tu jardín luzca espectacular, estás en el lugar adecuado. En este post te mostraremos cómo sacarle el máximo partido a este abono natural que puedes producir desde tu propia casa.

Sigue leyendo y descubre cómo el compost puede ser tu mejor aliado en jardinería.

¿Qué es el compost y por qué es tan especial?

El compost es un abono natural, resultado de la descomposición controlada de materiales orgánicos, como restos de comida, hojas, ramas y otros desechos vegetales.

Con el paso del tiempo y bajo condiciones adecuadas de humedad, temperatura y aireación, estos materiales orgánicos se descomponen gracias a la acción de microorganismos y se transforman en un abono rico y oscuro, similar al humus del suelo.

Cómo se hace compost en casa

Aunque puede parecer complejo en un primer momento, elaborar compost es, en realidad, un proceso natural que puedes replicar cómodamente en tu hogar.

El primer paso sería disponer de un cubo específico para compostaje y colocarlo en un lugar alejado de la lluvia y el viento y donde el sol no le dé de manera directa.

Aunque cada compostador tiene sus peculiaridades, aquí te dejamos un resumen básico de cómo se desarrolla este proceso:

  • Acopio de materiales: Todo comienza con la recolección de residuos. Aquí entran en juego los materiales verdes, que son ricos en nitrógeno, como los restos de alimentos o césped. Pero, además, también necesitas materiales marrones, ricos en carbono, como ramas secas, hojas o incluso cartón o papel en cantidades moderadas.
  • Mezcla y aireación: Una vez que tienes tus materiales, es esencial mezclarlos. Esto no solo permite que los diferentes tipos de residuos se integren, sino que también introduce oxígeno en la pila, elemento crucial para que los microorganismos descompongan la materia orgánica de forma eficaz.
  • Maduración: Este es el momento en el que la acción de la naturaleza toma el control del proceso. Con el paso de las semanas, notarás que tu pila de compost comienza a calentarse, lo cual es una señal de que los microorganismos están trabajando a toda máquina. Sin embargo, con el tiempo, esa temperatura descenderá, indicándote que la descomposición está llegando a su fin y que el compost está casi listo.
  • Cribado: El toque final es separar el compost maduro de cualquier material que aún no se haya descompuesto por completo. Este proceso de cribado te asegura que solo estás utilizando compost de calidad en tu jardín.

Al seguir estos pasos, te aseguras de obtener un compost rico y nutritivo que dará vida a tu jardín y, al mismo tiempo, contribuirás a reducir tus desechos de una forma ecológica y sostenible.

Compostaje en jardinería: cómo utilizarlo

El compostaje es un aliado excepcional en jardinería, pero es crucial saber cómo usarlo para no perjudicar a tus plantas.

Una madre y su hijo haciendo compost

En tu compostera podrás encontrar tres tipos diferentes de compost teniendo en cuenta su grado de madurez: el fresco, el semimaduro y el maduro.

Compost fresco

Este tipo de compost se encuentra en proceso de descomposición activa y es habitual encontrar piezas originarias de alimentos u otros residuos todavía enteros.

Por lo tanto, su uso es más preventivo y preparatorio. Puedes utilizarlo sobre todo en árboles frutales a principios de primavera u otoño de dos maneras:

  • Como capa protectora: una excelente manera de utilizar el compost fresco es esparciéndolo sobre la superficie del suelo a modo de acolchado.
  • Incorporación al suelo: otra opción es enterrar el compost fresco y combinarlo con la tierra existente.

En ambos casos, la recomendación es que el compost no toque el tronco del árbol, ya que puede quemarlo y perjudicar a la planta.

Compost semimaduro

En este tipo de abono los residuos ya empiezan a descomponerse y si los tocamos, se rompen con facilidad. Sería un compost con un tiempo de tres o cuatro meses.

Su uso está recomendado, sobre todo, en plantas hortícolas ya que tienen la capacidad de absorber con facilidad los nutrientes de este tipo de abono en concreto.

La forma de aplicar el compost semimaduro es similar al del fresco: puedes aplicarlo de manera superficial, a modo acolchado, o mezclándolo con la tierra con un rastrillo.

Compost maduro

Este tipo de abono ya ha pasado por todas las etapas de descomposición y se distingue del resto por ser un producto homogéneo y de un color negro característico. El compost maduro suele conseguirse tras más de seis meses de descomposición.

Su uso se recomienda en plantones y semilleros y normalmente se mezclan capas de compost intercaladas con capas de tierra.

Además, otra ventaja principal del compost maduro es su capacidad para revitalizar suelos agotados. Puedes mezclarlo directamente con la tierra de tu jardín o macetas, lo que mejorará su estructura, aumentará su capacidad de retención de agua y aportará nutrientes esenciales.

Con el compost maduro también puedes hacer lo que se conoce como té de compost, una infusión rica en nutrientes que se consigue al mezclar compost maduro con agua. El resultado es un fertilizante líquido excepcional, ideal para regar y proporcionar un impulso nutritivo a tus plantas de forma natural y eficaz.

Empezar a compostar puede parecer una acto insignificante, pero sus efectos positivos son innumerables. Al usar este abono natural, no sólo estás mejorando la calidad de tu jardín, sino que también te conviertes en parte de una comunidad global que busca un mundo más sostenible.

La naturaleza tiene una increíble capacidad de regenerarse y el compostaje es, sin duda, una vía para conseguirlo.